domingo, 8 de abril de 2018

Hacia la época del neruocentrismo


Hace un tiempo que se apareció ante mi mente una idea la cual, no solo acepte con bastante entusiasmo y expectación, pues me parecía muy coherente he incluso obvia (dejando de lado algunas ideas que mi idiosincrasia personal  rechaza de por si, como idealismos o teísmos), sino que además utilicé para construir gran parte de mis reflexiones y razonamientos sobre ella. Esta escueta proposición dice así:
Todos los elementos constitutivos de la psique tienen una base material, concretamente neurológica.
¿Qué quiere decir esto? Que todos los fenómenos de la experiencia consciente e inconsciente de un sujeto(cualquier ser vivo con SNC), sus emociones, sentimientos, ideas, recuerdos, gustos, su carácter y en definitiva, todo lo que es a nivel mental, deriva de una estructura material: El sistema nervioso central.
Como ya he dicho, creo que es una proposición bastante aceptable y coherente, a la cual solo podrían oponérsele un par de objeciones:
-Alguna objeción de corte teológico, de que la mente es parte de un alma inmaterial y por  tanto no depende del cuerpo. Pero este tipo de objeciones, viniendo de las corrientes que sean: Cristianas, budistas, teistas y demás escuelas de pensamiento que afirmen la existencia de un alma inmaterial, entran fuera de mi consideración debido a mis propias creencias, pues yo no creo en la existencia de ningun tipo de energía y ente suprasensible, para mi todo es cuerpo, y eso creeré mientras se demuestre lo contrario (cosa que las citadas corrientes no han conseguido)
-La segunda objeción que se podría hacer seria acerca de la naturaleza de la psique, diciendo que esta puede ser una entidad inmaterial desligada del  cuerpo, un dualismo cartesiano donde mente y cuerpo, aunque se interrelacionen entre si, son al fin y al cabo, sustancias diferentes. Esto nos lleva a una consideración ontológica de la psique ¿Qué es la psique? Lo sabemos muy bien, pues no solo tenemos una, sino que además somos una, nosotros somos nosotros en la medida en que somos conscientes de ello, el cogito ergo sum se nos presenta en su máximo esplendor.  Pues pensemos, ¿Qué es la mente? No queremos ponernos muy técnicos, pero creo que todos convendremos en que en la mente hay ideas, recuerdos, intenciones, idealizaciones y una multitud de elementos y funciones que se organizan en ella para configurarla. Contemplando estos elementos y reflexionando sobre su naturaleza nos surge esta pregunta ¿Estos “objetos” que pueblan mi mente, existen realmente, como me parece existir el mundo externo, o son solo obra de mi mente, como la proyección lo es de un proyector?
Este debate no es algo que se pueda resolver en diez ni el diez mil paginas, es un debate que ha marcado la historia del pensamiento desde sus orígenes, y no esperamos darle respuesta definitiva aquí. Platon vs Aristoteles,  La polémica de los universales en el medievo, la antítesis idealista/materialista, la disputa por la cuestión ha sido larga, tediosa y no podemos asegurar que pueda resolverse. Lo que si que parece es que, en los últimos tiempos la respuesta se ha inclinado más por el lado de que estos elementos de la psique, no tienen una existencia objetiva, sino que son producto de unas estructuras fisiológicas concretas.  Los grandes avances en neurología ( y los pocos avances en las corrientes filosóficas o esotéricas que defienden los contrario) que cada vez va descifrando mayores secretos del cerebro y de como este se encarga de nuestras facultades mentales, hacen que yo me incline por esta idea materialista, a saber, de que toda explicación de la conducta tiene una fundamentación neurológica.
Una prueba muy fuerte de esto es un tema del que hablare en otro escrito, lo que yo llamo la reducción neurológica de las ciencias sociales:  Neuroeconomía, neuroética, neurosociología, nueropsicología y una larga lista de disciplinas que estudian la conducta de los  individuos que están subordinando sus estudios al campo de la neurología, algunos alcanzando resultados increíbles. Esto quizá no garantiza que la mente sea exclusivamente producto del cuerpo, pero si que tienen una relación muy estrecha, y en vista de la poca fuerza que, a mi parecer, tienen los argumentos que defienden la diferencia ontológica entre mente y cuerpo, frente a la fuerza y coherencia que afirman lo contrario, yo me decanto por estos últimos.
¿Qué consecuencias podemos sacar de aquí?  Aún es pronto para poder asegurar nada, es un campo nuevo  donde aún queda mucho por  descubrir, pero aceptando la idea propuesta en el  texto y viendo como se esta produciendo una reducción neurológica de las ciencias sociales, creo poder afirmar que nos acercamos a una época “neurologista” en el campo  de las ciencias sociales, de la misma forma que se produjo a principios del  S.XX  un periodo “fisicalista” donde se consideraba a la física como la ciencia por excelencia, gracias a los avances del relativismo y la teoría cuántica. Se tratara de explicar todo fenómeno que implique sujetos cognoscentes  mediante estudios neuronales; el  individuo se reduce a la neurona.

Seguiremos hablando de esto mas tarde, pero la parte teorica es solo la punta del iceberg,  pues de ser cierta la idea del texto (y yo creo firmemente en ella) ¿Qué implicaciones tendría?
Es imposible pensarlo:  Modificaciones cerebrales, implantes neurológicos, control de emociones, de recuerdos, de ideologías, de las regiones del cerebro que producen placer, dolor, la posibilidad de, conociendo la base material de la conciencia, las estructuras neuronales, poder conectarla a otro cuerpo o  incluso, a una red. Se viene una buena época para los transhumanistas...

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